lunes, 26 de febrero de 2018

PREPARACION DE LA DEFENSA

La base principal de la defensa de un castillo era la información, es decir, saber cuándo podía ser atacado. Para ello se contaba con las torres vigía o atalayas. También era fundamental tener todo a punto: proyectiles y elementos incendiarios abundantes, los adarves libres de obstáculos para permitir los movimientos rápidos en las almenas, el alcacer cuidado para que pudiera suministrar alimento en caso de asedio y los aljibes limpios y llenos.

-ANTE UN ASALTO  Normalmente, los defensores se dividían en tres grupos. Uno ocupaba la zona almenada, matacanes y aspilleras. Un segundo grupo se encargaba de proveerles de proyectiles, calentar aceite, prender elementos incendiarios…, e ir sustituyendo a quienes caían en el combate. También acudían a reforzar los puntos donde el asalto era más intenso. Un tercer grupo, en teoría, descansaba, para sustituir a la primera línea de defensa cuando se agotase ante el ataque de una fuerza muy superior en número. Sin embargo, el descanso era relativo, ya que se ocupaban de extinguir los incendios que hubieran podido provocar los atacantes, prevenir el minado de la muralla y hacer frente a los atacantes si conseguían derribar la puerta principal. A medida que el asalto avanzaba, si conseguía ir superando obstáculos, los defensores se replegaban hacia las zonas más fortificadas del interior. El último reducto era la Torre del Homenaje. Solía tener una puerta de acceso elevada varios metros, con lo que al retirar la rampa o escala de acceso quedaba aislada del suelo. En el interior había varias plantas que podían bloquearse individualmente. Además, a menudo tenía escaleras interiores muy estrechas para que pudieran ser defendidas por pocos efectivos, y que cambiaban de dirección y subían y bajaban para despistar al atacante.

-ANTE UN ASEDIO Había que hacer acopio de alimentos y agua, y establecer restricciones duras en el consumo. Se enviaban señales a las fortalezas amigas del entorno, pero si no había posibilidad de recibir ayuda externa, las armas eran paciencia y disciplina. No eran infrecuentes las salidas al exterior aprovechando distracciones de los sitiadores para recoger alimentos o recuperar proyectiles. Una baza era la climatología: mientras el interior del castillo disponía de zonas donde cobijarse, los asaltantes se alojaban en tiendas de campaña, por lo que el frío, la lluvia, etcétera, hacían más mella en la moral de éstos.
Conforme iban mermando provisiones y agua, y si el asedio no cedía, podían tomarse medidas extremas. Una era expulsar de la fortaleza a todos los que no fuesen combatientes, lo que les abocaba a una muerte casi segura a manos de los atacantes. Otra, intentar salidas a la desesperada, que casi siempre acababan en masacre. No era infrecuente que los sitiados se alimentasen de los caballos o incluso de cadáveres de los guerreros caídos. Para situaciones límite, algunos castillos disponían de pequeñas puertas camufladas en lugares ocultos de la muralla o túneles de unos cientos de metros que permitían salir sin ser visto. La existencia de estos pasadizos (que darían lugar a las leyendas sobre morunas, es decir, larguísimos túneles de kilómetros que conectaban fortalezas muy alejadas y que nunca se han encontrado) era secreta también para la mayoría de los defensores del castillo. Con ello se trataba de evitar traiciones, como que alguien desvelara su acceso al enemigo y éste los utilizase para entrar en la fortaleza.

PREPARACIÓN DE UN ATAQUE AL CASTILLO

El elemento sorpresa en el ataque a un castillo era muy difícil de conseguir por la propia ubicación de los mismos, que hacía posible detectar a distancia si algún ejército se aproximaba. Por lo tanto, era necesario reunir una fuerza de ataque mucho más numerosa que la tropa que defendía el castillo. A partir de ahí, dos son las técnicas empleadas, que podrían combinarse durante una campaña.

-EL ASALTO: consistía en el ataque directo a la fortaleza. El atacante sabía que tendría un buen número de bajas, dada la posición favorable de los defensores. El primer objetivo era llegar a pie de muro. Esto suponía atravesar una zona de campo abierto expuestos al lanzamiento de piedras, saetas, jabalinas… desde el castillo. Se intentaba dar un ‘fuego de cobertura’ a los asaltantes con ballesteros y arqueros lanzando saetas a los defensores, y también con el lanzamiento de grandes rocas con catapultas y engeños (máquinas) semejantes. Una vez a pie de muro (y salvado el foso con pasarelas móviles) se estaba a salvo del ángulo de tiro desde las aspilleras. No así desde matacanes y torres albarranas, desde donde se seguía sufriendo el lanzamiento de proyectiles y además, de otras defensas como aceite hirviendo o estopa prendida. Tocaba entonces izar las escalas, fijarlas a la parte superior de la muralla mediante ganchos, y subir por ella, tarea no menos arriesgada, porque se estaba expuesto al lanzamiento de todo tipo de objetos desde las murallas.

Hasta la llegada de la artillería, lanzar proyectiles, como grandes piedras, contra las murallas para abrir huecos era poco eficaz. El grosor de las murallas las hacía poco vulnerables a este ataque. Cabían tres alternativas (además de la ya citada de las escalas): torres de asedio, arietes y minas. En el primer caso, había que construir torres de, al menos, la altura de las murallas, dotadas de ruedas, y aproximarlas al muro para que los atacantes accediesen al adarve. Era tarea muy peligrosa: los defensores lanzaban piedras con pequeñas catapultas izadas a las torres, así como saetas incendiarias y podían causar muchas bajas. En segundo lugar, el ariete atacaba la parte más débil de la muralla: la puerta. Se protegían con tejadillos ya que quienes lo manejaban iban expuestos al lanzamiento de proyectiles desde arriba. Llegados a la puerta, normalmente muy reforzada, había que golpear una y otra vez hasta que cediese, y entonces el atacante podía encontrarse con que esta puerta daba a un corto pasadizo y otra puerta igual de sólida y entre ambas había buhederas para acosarles. Por último, la mina consistía en abrir túneles bajo una parte del muro y provocar su derrumbe. Era una labor lenta, expuesta a que los túneles se derrumbasen y matasen a los atacantes o que los defensores hiciesen un ‘contratúnel’ para reforzar el muro o para provocar que el túnel de los atacantes se viniese abajo.
En general, el asalto directo se usaba poco, si no era en condiciones de muchas superioridad, y provocaba muchísimas muertes entre los atacantes.

-EL ASEDIO consistía en rodear el castillo y rendir a los defensores por hambre y sed. También suponía contar con más soldados que el defensor, para evitar el riesgo de un contraataque desde dentro. El ejército atacante se colocaba alrededor del castillo con el fin de impedir cualquier salida y bloquear posibles socorros desde el exterior. Muchas veces incluso se levantaba un muro rodeando el castillo para garantizar que nadie salía o entraba. A lo largo del asedio, que podía durar meses e incluso años, se mantenía la presión sobre los defensores con asaltos y con el lanzamiento continuado de grandes piedras al interior de la fortaleza. También se intentaba debilitarles provocando enfermedades al lanzar con las catapultas cadáveres de animales o de personas. Una cuestión fundamental en el asedio era la planificación. Se trataba de rendir al defensor por hambre y sed, pero el ejército atacante, muy numeroso, también tenía que garantizar que tenía alimentos suficientes para permanecer meses acampado. Esto no siempre era fácil, puesto que los campesinos, cuando preveían que una fortaleza iba a ser asediada, escondían cosechas y desplazaban el ganado para evitar que las tropas se lo requisasen.
Otro problema para los atacantes lo constituía el hecho de que los defensores pudiesen contar con ayuda desde el exterior. El sistema de castillos, a distancia fija unos de otros y con posibilidad de comunicarse por señales de grandes espejos u hogueras, suponía que la guarnición de una fortaleza cercana podía acudir a auxiliar a los sitiados y romper el cerco. Por ello, muchas veces se optaba por tomar las fortalezas menos resistentes del entorno y dejar aislada a la principal, de manera que no pudiera recibir ayuda cuando era sitiada.
Durante el sitio se negociaba con frecuencia la rendición. Eran tensas partidas en las que había que engañar al otro sobre la capacidad de resistencia. En muchos casos el asedio se solventaba con la garantía para los defensores de que no sufrían represalias. Si la negociación no prosperaba y se recurría al asalto final cuando los defensores estuviesen en su mayoría o muertos o muy debilitados, lo más seguro es que los que sobreviviesen fueran ejecutados.

viernes, 23 de febrero de 2018

RETO FINAL GENIOS RETIRO

Buenas tardes Genios, desde Genios Retiro os mandamos nuestro reto. Esperamos que lo resolváis pronto.
Mucho ánimo y SUERTE!!!

jueves, 22 de febrero de 2018

RETO FINAL GENIOS ALCOBENDAS

Buenas tardes genios, desde genios Alcobendas os lanzamos el reto final para este bloque.
Suerte!!

lunes, 5 de febrero de 2018

EL CALENDARIO MAYA



El primer calendario fue creado por los mayas, una de las primeras civilizaciones que existieron en latinoamérica. Para conocer un poquito más de ellos observa  el siguiente video.
 
 
 
Los Mayas crearon dos calendarios diferentes que por un lado el Haab que es un calendario solar formado por 365 días como nuestro actual. Haab significa año en idioma maya yucateco,  esta formado por 18 meses de 20 días, más un mes de 5 días. Es decir, 18 x 20 + 5 =365 días. 


Los jeroglifos corresponden a los  diecinueve meses del calendario Haab. Los mayas representaron algunos de estos meses usando más de un glifo ( imagen) . 
 
El otro calendario es el Tzolk'in que es la combinacion de 20 días durante 13 meses. 
13 meses x 20 días =260 días, que es igual a los nueve ciclos de la luna, al igaul que los nueves meses que los  bebes están en la tripa de su mama hasta nacer.  
Imagen relacionada
El Tzolk'in también esta relacionado con al paso cenital del sol y el ciclo del crecimiento del maíz, producto que nace en esta tierra.
 
  

 
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